Ecolimpieza: Prácticas para salvar el planeta
Una de las prácticas más comunes y necesarias en la restauración y en la vida diaria, es la limpieza. Si en un hotel encontramos la habitación sucia o con olores extraños, la opinión que tenemos de ese hotel es negativa y las malas críticas, pueden llegar a dañar su imagen. Para evitar esta situación, se utilizan productos desinfectantes y tóxicos para matar microorganismos, pero no nos damos cuenta que esos mismos productos a la vez que están matando bacterias también nos perjudican y acaban afectando además al medioambiente de una manera invisible pero letal.
Como hemos dicho, la limpieza es necesaria y más cuando estamos en la habitación por donde han pasado cientos de personas, pero para su limpieza diaria no hay que usar productos fuertes y nocivos, de hecho hay estudios que manifiestan que el aire del interior de algunas casas está más contaminado que el del exterior y que incluso hay personas que sufren de enfermedades respiratorias por
abusar de los productos de limpieza.
Para evitar posibles enfermedades derivadas del uso de lejías, amoníaco, etc, tenemos productos naturales a nuestro alcance que son suficientemente activos para mantener una buena limpieza de diario y que además, mezclándolos entre ellos, nos van a hacer ahorrar en la compra semanal, evitando tener que comprar un producto para cada zona o para cada cosa.
Uno de los productos naturales más efectivos para la limpieza, es el vinagre de vino blanco, que se obtiene de la fermentación del vino. El vinagre tiene el poder de neutralizar bacterias y gérmenes y combinado con otros ingredientes puede servir para limpiar todas las estancias. De sus usos conocidos se puede destacar el de avivar los colores de la ropa o su uso como suavizante de la colada, también tiene poder antiséptico y fungicida, consigue quitar cal y óxido y a la hora de fregar los platos, los deja sin ninguna marca de agua.
Otro de los ingredientes necesarios para una buena limpieza natural, es el bicarbonato sódico, sirve para lavar en seco y quitar olores desagradables de alfombras y sillones, espolvoreando encima de la zona que queremos limpiar, dejando reposar unos minutos y luego aspirando los restos. Si se asocia con el vinagre y un poco de agua hirviendo, puede llegar a desatascar tuberías y arrancar la grasa incrustada de hornos, microondas y sartenes.
El percarbonato, es otro fundamental para la eco limpieza. Es excelente para ablandar manchas difíciles en los tejidos, para limpiar las juntas de azulejos y baldosas, quitar moho de los muebles de madera de exterior y se puede añadir al lavavajillas para prevenir los depósitos calcáreos y alargar la vida útil de éste electrodoméstico.
Si eres de las personas que creen que si no hay espuma es que no estás limpiando, puedes usar el jabón negro. Es un jabón sin aditivos químicos, que a la vez puede ser utilizado para la higiene personal por su gran contenido en ácidos grasos, al ser natural no contamina, pero nos aporta esa espuma (que aunque no es necesaria) estamos acostumbrados a ver cuando limpiamos.
Con los 4 productos anteriores, controlando el consumo de agua y aprovechando la ropa vieja de algodón que vamos a tirar, para usarla como trapos, en vez de utilizar kilos y kilos de papel, se puede reducir bastante el impacto medioambiental de la limpieza diaria y quizá también, evitamos muchos problemas respiratorios. Estas sencillas prácticas a las que no damos importancia, pueden llegar a minimizar los daños del efecto invernadero, si las modificamos a nivel global.
Marga Herrero Cañizares