El continente de plástico, el eco de nuestras acciones

El continente de plástico o isla de basura del Océano Pacífico es una gran masa flotante de residuos que cada día crece a una velocidad preocupante. A día de hoy, esta enorme mancha tiene tres veces el tamaño de Francia. Esta región abarca unas 80.000 toneladas de basura y se estima que continue extendiéndose.
Lo cierto es que en un día normal, sólo un individuo puede llegar a consumir una gran cantidad de plástico, de hecho, se valora que a la semana las personas gastan aproximadamente 2000 piezas pequeñas de plástico. No hay más que pararnos por un segundo y reflexionar sobre ello.
Cada mañana, cuando nos levantamos de la cama solemos desayunar aquello que hay en casa y que tanto nos gusta: cogemos el brick de leche de la nevera, tomamos una galleta de su envoltorio, nos preparamos un café o un sandwich con embutidos que extraemos de envase de plástico. Salimos a la calle y compramos una botella de agua fresca. Al final del día,para cenar tomamos una tarrina de yogur.
Todos estos envases, al terminar la jornada acaban, con suerte, en la basura. Muchos de nosotros los reciclamos, otros, dejamos que esa tarea se haga en el vertedero. Por desgracia, muchas veces estos residuos acaban en lugares desafortunados. Esto es lo que ocurre al Norte del Pacífico, una zona atestada por la acumulación de deshechos de plástico.
¿Cuáles son las consecuencias?
Formado por las corrientes marinas, lo que muchos consideran el séptimo continente, ya no sólo esta compuesto por piezas de plástico, pues un 46% de la masa total la conforman redes de pesca. Esto genera consecuencias que van mucho más allá de la contaminación ya que provoca la muerte de más de 100.000 animales marinos y aves acuáticas cada año, que pierden sus vidas asfixiados o intoxicados por las sustancias tóxicas que desprenden estos plásticos.
Si pensabas que esto es todo, te equivocas. Las repercusiones van más allá del impacto que esto tiene en la fauna.
Nuestra salud podría ser la otra gran damnificada por esta acumulación de basura oceánica. El plástico microscópico ingerido por peces y otras especies marinas que forman parte de nuestra dieta, llega muchas veces a pasar por nuestro organismo sin darnos cuenta. Según un estudio de la Universidad de Heriot Watt cada plato de comida podría tener hasta 100 fibras de plástico procedentes del ambiente y los objetos que nos rodean, sumándose al que nos llega de los océanos. Por ejemplo, si hablamos de la sal, investigadores de Corea del Sur y Greenpeace East Asia descubrieron plástico en un 90% de las marcas analizadas.
Desgraciadamente, el continente de plástico no esta sólo. A día de hoy podemos hablar también de ‘mancha de basura del Atlántico Norte’ y otra isla de basura en el Pacífico Sur.
Posibles soluciones e iniciativas.
Esta situación es cuanto menos alarmante y sus daños son y han sido irreversibles. No obstante y por suerte, existen diferentes organizaciones e iniciativas que están luchando para revertir esta situación. El el año 2018 arrancó el proyecto Ocean Cleanup para recolectar cinco toneladas de basura cada mes. Consiste en el empleo de un tubo de 600 metros en forma de U que se encuentra en la costa de San Francisco y que, poco a poco, se desplaza con ayuda de las olas y el viento. La idea es que a su paso recoja desechos plásticos mayores a un 1 centímetro de diámetro y redes de pesca que han abandonado en el mar.
El Ocean Cleanup mantiene toda la basura posible en un único punto del océano Pacífico para que varios barcos se encarguen de recogerla y proceder a su reciclaje.
A continuación, te invitamos a visualizar este pequeño reportaje que muestra las pésimas condiciones que se dan en este entorno y que aspiran a empeorar con el paso del tiempo si no moderamos nuestras acciones.