Información, ciencia y cambio climático (I)
El cambio climático no es ningún debate. Opinar que éste no existe es dar la espalda a un sinfín de hechos fácilmente observables que, además, ya han sido estudiados y demostrados. Sin embargo, asistimos hoy a una auténtica democratización de la información que, por desgracia, parece tener más consecuencias negativas que positivas.
Basta con googlear cambio climático: la cantidad de información que encontraremos, mezclada con opiniones y, a menudo, con propaganda, nos llevará, en muchos casos, a tener una idea equivocada de aquello que intentábamos comprender.
Así, en este intento de entender la situación, nos toparemos, por un lado, con las voces de la alarma absoluta y la crisis inminente, que nos gritarán al oído que todo va a arder en cuestión de años. En la otra esquina, tendremos a los negacionistas del cambio climático, que nos dirán que todo es una gran mentira y destruirán la credibilidad de cualquier estudio esgrimiendo que seguramente haya sido realizado bajo las presiones e intereses de alguna misteriosa corporación.
Selección de fuentes en la Sociedad de la Información
Ante este caos informativo, ¿Cuál es la postura acertada? Antes de responder a esta pregunta tengamos algo claro: es muy fácil dejarnos llevar por aquella línea de pensamiento que concuerde con nuestra idea previa sobre el tema, así que, la primera impresión suele ser desacertada. De igual forma, asumir que la opinión de una persona influyente es la verdadera no es lo más inteligente, pues además de su propio desconocimiento, puede estar precisamente utilizando su influencia con un fin opuesto a que tú conozcas la verdad. Entonces, ¿En quién puedo confiar? Por suerte la respuesta es muy sencilla a la par que fácil de ilustrar con el siguiente ejemplo: si te encontraras enfermo y quisieras recuperarte, no hablarías con un amigo o con un familiar, consultarías con una voz experta, en este caso, con un médico. Si extrapolamos este ejemplo al cambio climático obtenemos la respuesta a la anterior pregunta, en los científicos, en particular, los climatólogos.
Bien, ya sabemos a qué fuente debemos acudir para estar bien informados, pero debemos tener en cuenta que un determinado experto también estará condicionado por una serie de factores, como su ideología, sus convenios empresariales o, simplemente el afán de lucrarse. Contra esto también hay una solución, consultar con varios expertos, de hecho, si habláramos con varios de ellos y una gran parte coincidiera en su planteamiento, podríamos decir que nos encontraremos ante la verdad más sólida a la que podemos acceder.
Pues resulta que sobre todo lo que respecta al cambio climático ya existe un grupo de científicos que, además, sintetiza toda su información técnica en informes de fácil comprensión, estamos hablando del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC).
En el siguiente post, hablaremos de las advertencias poco escuchadas que repite la comunidad científica sobre el cambio climático. Además, ilustraremos las conductas que deberíamos tener en un futuro de baja energía, hacia el que podemos presumir que nos dirigimos.
No olvidemos que la información es poder. En el actual paradigma causado por la COVID-19, acudimos a un momento histórico en el que el público general está entendiendo la relevancia de verificar las fuentes, a la vez que se están haciendo comunes las campañas contra bulos. La persecución y el castigo a la desinformación es un paso clave hacia una sociedad de la información más sana, donde los estándares de la ética primen frente a los de la corrupción.
Sedunda parte aquí: https://sensitur.com/informacion-ciencia-y-cambio-climatico-ii