¿Tenemos futuro?
El movimiento punk de los setenta y ochenta clamaba que no había futuro, ni laboral, ni económico ni para el medio ambiente, pero los jóvenes de hoy en día no se resignan y podemos ver en todos los medios de información como los viernes se han convertido en su bastión: salen a las calles gritando un basta ya; basta ya del maltrato al medio ambiente. Quieren un futuro para el planeta, un futuro para ellos, para sus padres, ¿por qué no? y también para los que vienen detrás.
Son los llamados “FRIDAYS FOR THE FUTURE”. Todos los viernes en diferentes ciudades del mundo, jóvenes y estudiantes se movilizan para que los distintos gobiernos lleven a cabo medidas contundentes contra la crisis climática y medioambiental que estamos padeciendo pidiendo, sobre todo, que se apliquen las medidas acordadas en el Acuerdo de París de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, medidas que España también ha subscrito.
Pero, ¿de dónde proviene este movimiento de estudiantes y por qué luchan?
La precursora de este movimiento es la activista sueca Greta Thunberg que, con tan sólo 16 años de edad, ha sido nominada al premio Nobel de la paz por parte de un grupo de diputados socialistas noruegos. Greta es una adolescente que lideraba las huelgas estudiantiles por el medio ambiente que fueron los inicios del movimiento FFF y cuyo discurso, en la XIV Conferencia sobre el cambio climático de las Naciones Unidas, le hizo obtener la notoriedad que ahora mismo disfruta.
El ejemplo de esta niña fue lo que movió a casi 80.000 estudiantes belgas el día 15 de marzo (día de la huelga general por el medio ambiente) a que dejaran de ir a clase para luchar por el planeta, ese que van a heredar y cuyas protestas llevan ante parlamentos y clase política. Este día salieron a las calles para gritar a los políticos y gobiernos que si esto no mejora es absurdo seguir acudiendo a la escuela, haciendo especial énfasis en Donald Trump, cuyas medidas sobre ecología son fuertemente cuestionadas por este colectivo.
Las miles de movilizaciones que se sucedieron este día 15 en todo el mundo, 1209 ciudades de 92 países, nos dejaron datos como el de Australia dónde se contabilizaron 20.000 estudiantes o Berlín con 30.000 adolescentes pidiendo justicia para el planeta.
El ideario de este movimiento se basa en dos preguntas clave: ¿Por qué estudiar para tener un futuro que seguramente no esté allí? y ¿por qué los gobiernos se esfuerzan en educarnos si luego no nos escuchan? Además, cuentan con el apoyo de las comunidades sanitarias y científicas de varios países.
Estos jóvenes hacen buen uso de las redes sociales; están en todas ellas, desde Facebook, Twitter o Instagram, publican videos enbe YouTuBe, generan podcasts para concienciar tanto a adolescentes como ellos como a adultos e informan a través de estas plataformas de las actividades programadas, próximas manifestaciones y brindan información relevante sobre el cambio climático y la destrucción del medio ambiente a todo aquel que les escucha o mira.
En nuestro país, muchas ciudades son testigo cada viernes de cómo estos adolescentes piden justicia para nuestro planeta, ciudades como Madrid, Barcelona, Burgos o Las Palmas de Gran Canaria son las elegidas, entre otras muchas, para estos paros de concienciación.
Piden que se les escuche, que las consecuencias no las sufrirán únicamente ellos, si no muchos de los que hoy somos adultos también veremos descongelarse los polos, por ejemplo, que no miremos para otro lado, pero, sobre todo, que los gobiernos apliquen las medidas que se firman en cuanto a medio ambiente que al final quedan canceladas o rehusadas presupuestariamente.
La generación Z no acepta lo que muchos de nosotros o nuestros mayores decían. Sí puede haber futuro.