El Camino de Santiago, la Mejor huella es no dejar huellas.
El Camino de Santiago es el nombre por el que se conoce a las diferentes rutas que tienen como destino el sepulcro del Apóstol Santiago, ubicado en la Catedral que lleva su nombre, descubierto alrededor del año 820 en la hoy ciudad de Santiago de Compostela.
En julio de cada año, desde diversos puntos de España y Europa se inician las peregrinaciones, movidas por la fe católica, la recaudación de fondos para causas sociales, también por razones culturales, deportivas o simplemente por vivir una experiencia de aventura verde. Sin importar el motivo por el que lo hagas conectarás contigo mismo y con el entorno natural.
Puedes escoger entre muchas rutas desde Francia, Italia, Alemania o cualquier lugar de la Península Ibérica, y puedes realizarlas a pie, a caballo, en bici o como tu imaginación te diga. Lo cierto es que, para concluir y recibir la Compostela, es decir tu certificación, necesitarás hacer los 100 kilómetros a pie o 200km en bici o caballo.
Lo que más importa de todo este recorrido no es ni la motivación ni la forma de hacerlo, en el camino disfrutarás de vistas espectaculares, de paisajes imponentes y de entornos que en principio eran salvajes pero que se han ido empañando gracias al ser humano. Un ejemplo de esto, que, aun cuando está cargado de buena voluntad, daña al medioambiente son los mensajes motivacionales que los caminantes dejan para el siguiente. Estos pueden consistir en dejar notas en trozos de papeles adheridos a los árboles, ropa o cualquier otro instrumento o prenda de vestir que indique: “Amigo, porque aquí ya pasó otra caminante y puedes continuar, tú tienes la fuerza”; todo lo anterior, se termina convirtiendo en desechos que deterioran el medio ambiente sin darnos cuenta y ¿a qué te parecía guay que te dejarán la nota?, ¿sigues pensando igual?, o caímos en cuenta de que ninguno de esos mensajes es parte de la naturaleza.
Son acciones que realizamos sin pensar en las consecuencias que puedan tener. Otro ejemplo: el cigarrillo. Una colilla de cigarro mal apagada en pleno verano español puede ocasionar un incendio de grandes dimensiones que nos roban la posibilidad de disfrutar de ese entorno natural en el que decidimos coincidir. Si te pedimos que cierres los ojos e imagines una montaña, ¿de qué color sería? ¿Verde? En tus manos está que éstas sigan conservando ese color y no se convierta en un lugar negro y cargado de cenizas, que tardará muchos años en recuperarse.
Desde Sensitur queremos contribuir a que el Camino de Santiago continúe siendo una experiencia en el tiempo, que su andar permita que el humano y la naturaleza se fundan en uno, con el objetivo del crecimiento personal de cada peregrino, independiente de tu motivación para realizarlo. No se nos ocurre una experiencia más renovar que el hecho de caminar cientos y cientos de kilómetros donde conocerás a tu cuerpo y entenderás el poder que tiene tu mente y la naturaleza para recargarte de energía.
Esto solo puede ocurrir si entendemos que la única huella que podemos dejar en el camino de Santiago es no dejar huella, y eso solo se logra con un granito de arena de cada peregrino. La botella de agua es tuya, no le pertenece a la naturaleza. El envase de comida también es tuyo no es de la tierra. Tus zapatos rotos del caminar pueden motivar a otros desde el salón de tu casa o en una fotografía en tus redes sociales, pero no en la naturaleza. La comida que llevas recarga tu energía, pero no a los animales que hacen vida salvaje allí, esa chuche que dejaste tirada puede ser capaz de hacerle daño a cualquier especie. Sin embargo, los frutos, hortalizas y verduras que veas en el camino le pertenecen a un agricultor que duramente trabaja todos los días su tierra. Sabemos lo reconfortante que es una fruta fresca a mitad del camino, así que apoyemos al comercio local al abastecernos antes de comenzar la etapa del día y no esperar cosechar lo que no sembramos. ¡Vamos a dejar todo en dónde pertenece!
Nuestro llamado es que nos ayudes a no dejar huella. No importa si el error no fue tuyo, al fin a cabo, nadie está libre de cometerlos. Si invitas a alguien a tu casa, y deja una colilla de cigarrillo cerca de tu sofá, inmediatamente lo apagarías, ¿no? Por eso es hora de hacer lo mismo por la casa de todos. Es decir, comencemos el recorrido bolsa en la mano y si ves una botella o una nota en el camino recógela, esa será la mejor medalla que podrás tener, serás el caminante que hizo camino al andar, y que mejor camino que llegar al final con una bolsa cargada de desperdicios, cambiemos nuestra forma de pensar y de vivir. Es momento de entender que cada acción que hagamos repercute en el otro, y más aún, repercute en nuestra casa.
Hagamos turismo sostenible, disfruta del recorrido, haz yoga, comete una fruta comprada en un establecimiento local, lleva una botella de agua recargable, no utilices productos dañinos para el medio ambiente, no fumes pero sobre todo disfruta de ese entorno de paz y tranquilidad que sólo nos puede brindar la naturaleza.
Redactado por: Carolina Josefina Hernández Cásares
Fuente:
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