Alimentarse con responsabilidad medioambiental
The Cambridge Dictionary define así el concepto «climatarian»: persona que elige lo que come en función de aquello que dañe menos el medio ambiente.
Aunque, en apariencia, dieta y clima son vocablos que no encajan viajando juntos en el mismo mensaje, no es nueva la idea que invita a cambiar el modo de alimentarse en la búsqueda de mitigar el daño que el actual sistema alimentario produce sobre el medio ambiente.
Dieta climariana
De hecho, desde finales de los años 90 se encuentran en circulación informes científicos que tratan de demostrar como se pueden reducir las emisiones de los GEI* a nivel mundial, mediante la adopción de dietas alternativas.
Podría decirse que en una dieta equilibrada -considerada como tal- deberíamos encontrar alimentos:
- de origen vegetal, como son los granos, legumbres y semillas, así como frutas y verduras producidas en explotaciones amigables al medio ambiente;
- de origen animal producidos en sistemas sostenibles, es decir, aquellos procedimientos tendentes a seguir pautas de resiliencia para con el planeta -por tanto- con bajas emisiones de GEI.
El informe Climate Change & Land presenta diferentes técnicas que participan de la disminución de las graves consecuencias sobre el cambio climático provocadas por los procesos relacionados con los alimentos, léase producción, léase manipulación, léase transporte, léase consumo, léase -inclusive- elaboración final..
*(gases de efecto invernadero)
Hay soluciones en marcha
Modificando el modo de llevar a cabo estas prácticas, se optaría, asimismo, a incrementar la capacidad de acomodación de los diversos ecosistemas a estos fenómenos de por sí degenerativos.
Hay multitud de medidas propuestas, encaminadas a habitar la Tierra teniendo en consideración sus necesidades vitales. Son soluciones enfocadas a todos los sectores implicados -de modo que el proyecto suponga una actuación globalizada– que vienen avaladas por los avances científico-tecnológicos y van dirigidas a optimizar los procesos de elaboración y consumo de los alimentos.
Entre otras ideas, se plantean las siguientes:
- sistemas integrados para trabajar la tierra, como la agroforestería que evita la deforestación y disminuye la demanda de tierra;
- vegetales que no requieren para su crecimiento de terreno cultivable;
- mediciones precisas de las dosis de fertilizantes;
- reinstauración de procesos de ganadería extensiva que permitan gestionar las tierras a la manera tradicional y defienden el manejo de razas autóctonas;
- proteínas alternativas elaboradas en laboratorios; etc.
La huella de carbono
El impacto antropogénico de nuestra alimentación va mucho más allá de lo que creemos. Si profundizamos en el tema, descubriremos que existe la denominada «huella de carbono». Ésta se relaciona directamente con la contaminación que cada alimento genera a través de las fases vinculadas a él. Es posible identificarla en una etiqueta que muestre la cantidad de CO² producido en su periodo de vida hasta llegar al mostrador de venta, del mismo modo que encontramos la información nutritiva, p.ej, podremos conocer qué productos ocasionan mayor contaminación y -así- decidir que paso queremos dar en el camino hacia la reversión del cambio climático.
Y no es necesario discurrir en exceso para darnos cuenta que, además del beneficio que fluye en favor al respeto por nuestro planeta, redundaría en garantías de seguridad alimentaria. Según los expertos, evitaría en gran medida la aparición de enfermedades infecciosas provocadas por los procesos de conversión de tierras de uso agricultor y las técnicas de ganadería intensiva actuales.
Otras dietas ecológicas
Además de la climariana, existen otras dietas que aúnan beneficios doblemente asociados a los conceptos de salubridad y respeto por el medio ambiente.
Bajocarboniana: se centra especialmente en buscar alimentos con baja huella de carbono.
Plasticariana: evita al máximo los productos envueltos en plásticos.
Demetariana: reduce a la mitad el consumo de proteína animal.
Reducetariana: disminuye de forma gradual la ingesta de carnes, pescados, lácteos y huevos.
Flexitariana: permite ingerir prioritariamente verduras y vegetales y -de forma ocasional- productos de origen animal.
Localtariana: perteneciente al movimiento slow food en contraposición al fast food y, además, se dirige al consumo de producto local y de kilómetro cero.
Vivir pensando en el planeta
Tenemos el deber de realizar una profunda toma de conciencia; esto significa adoptar la actitud correcta que priorice la alimentación y se acomode en la rutina de cada día.
De esta manera, se pueden ir implementando algunas de estas pautas:
- Reducir drásticamente el desperdicio de alimentos (según los estudios realizados 1/3 de nuestra basura se corresponde con alimentos).
- Usar correctamente los embalajes, atendiendo tanto al modo de deshacerse de ellos como a la decisión de adquirir este tipo de productos u optar por alimentos a granel o envases no individualizados.
- Evitar a toda costa el derroche energético, de agua o de cualquier otro recurso.
- Huir de las campañas publicitarias que instan al consumo compulsivo y desproporcionado.
- Apostar por los productos locales y de proximidad, mejorando con ello la huella ecológica y conservando íntegras sus propiedades originales.
- Preguntarnos cuáles son los efectos provocados por cada actuación.
- Tener en cuenta el consumo de productos de temporada, que ofrece los alimentos en su mejor momento y evita el desperdicio energético que supone su producción fuera de tiempo.
Algunas conclusiones
Aún es posible lograr una alimentación consciente que supondría grandes ventajas para nuestra salud: a nivel cardio-vascular y digestivo, frente a enfermedades de origen endocrino y en beneficio del denominado bienestar psico-somático.
Asumiendo un rol reflexivo que empatice con la necesidad del planeta, haremos posible el gran reto que afronta nuestra sociedad: alimentar un mundo superpoblado sin que medie el desperdicio injustificado, el daño ecológico y sus repercusiones climáticas, al mismo tiempo que se realiza un uso razonable y respetuoso de los recursos que nos proporciona.
Redacción: Eva Mª Muñoz Izquierdo
Referencias:
https://gastronomiaycia.republica.com/2008/04/28/la-huella-del-carbono-en-los-alimentos/
https://www.cambio16.com/dieta-sostenible-salvar-medioambiente-planeta/
https://hablandoenvidrio.com/5-dietas-ecologicas-salvar-el-planeta/